Man-ten-te dile-tan-te

       A menudo pasamos por los días sin vivir; de manera absurdamente superficial.

Tenemos la estúpida creencia de que caminar como autómatas, hablar como entes prefabricados y reciclar la basura nos otorga el derecho a ser animales inteligentes...

Pero la realidad es que muy poca gente se asoma al balcón a medianoche a observar los destellos de las constelaciones o a escuchar las melodías que generan las gotas de lluvia al caer. Los que a estas alturas de la reflexión no estén de acuerdo ya habrán puesto mil excusas para no hacerlo, pero lo cierto es que las luces de las grandes ciudades también destellan y el rumor de las calles embelesa de igual modo.

También hay bandas sonoras al amanecer a cargo de grandes bandadas de pájaros; sin embargo, dialogamos durante horas sobre la de tal o cual largometraje...

       Nos obsesionamos por dejar constancia de cada sitio que visitamos o cada acontecimiento diario, pero no permitimos que ningún lugar nos marque de por vida o que lo cotiano se convierta en extraordinario.

Habrá un día en el que toda la compañía de que dispongamos sea soledad; y es ahí, en ese instante, cuando tendremos la opción de derrumbarnos y ser víctimas de la desolación de una vida insignificante o cobijarnos cada minuto que pase en un lugar o sensación diferente en función del repertorio que hayamos ido cultivando.

Es requisito indispensable para optar a la segunda opción VIVIR; y muy recomendable hacerlo INTESAMENTE.




SUENA: "The Beatles- Abbey Road Full Album"


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