Cuando dejé de obedecer

 

Si no haces lo que yo digo, castigo.
Si te vistes como te apetece, pordiosera, hippie.
Si no estudias lo que tendrías que estudiar, sentenciada.
Si no estás disponible cuando yo quiero que lo estés, traicionas.
Si respondes de forma diferente a la que deberías, recriminación.
Si no estás con quien nosotros creemos que es lo mejor, fracasas.
Si no agradeces lo que hacen por ti, aunque no sea lo mejor para ti....desagradecida.
Si no lo das todo cuando tu no quieres darlo, aunque ese todo te deje sin aliento...mediocre.


Sé educada, mona y ejemplar, vístete para misa todos los putos domingos, estudia ciencias, no protestes, no cuestiones, es "porque yo lo digo; y punto", júntate a los menos queridos en el cole, porque "pobrecitos", -como si una niña de 10 años tuviese que hacer labor social cuando ella ya era una marginada de por sí...-

Encima pelo rizado, encima pecho desarrollado antes que el resto, encima hija de y hermana de y también brackets que no eran de colores. Y luego aguanta, no se te ocurra quejarte, ¡con la suerte que tienes!.



Suerte que aunque siempre me creí una mierda, no lo era tanto...


Y desobedecí.


Algunas decisiones costaron más, otras costaron menos. Me quedé más tiempo del debido donde no debía, aguanté comentarios que no tendría que haber aguantado, me callé cosas "por pena" aunque a mi me quemasen por dentro...y me fui haciendo daño, pero también de hierro.


¿Y cómo sabes que tú sí tenías razón?


Porque cuando todo cambia, cuando desobedeces y empiezas a hacer lo que te llena, con la gente que te llena, a explorar, a probar y fallar, y volver a intentarlo, cuando encuentras lo que sí y a quien sí...entonces no hay apoyo. Si acaso encuentras un poco de resignación. Pero en general hay vacío, incomprensión y coraje.


Suerte que a ti ya te pilla fuerte e irreverente. Y ahí ya no hay marcha atrás.


 

Comentarios