SEMANA 5 ... ARAMBÉ

             Hace un rato que el bebé ha salido de una conferencia titulada “VIOLENCIAS OPRESORAS. IMÁGENES DE LIBERTAD” que comenzaba con un par de versos determinantes de Paul Cedan (¡y eso que apenas había empezado!) 


“Verdad dice quien sombra dice”
“Habla tu también, habla el último”

Leído sin cerebro puede ser un yamiké más; leído con la inteligencia en funcionamiento apela directamente a la necesidad de desempeñar un papel en la sociedad como seres humanos que somos.

La ponente, Dª Marifé Santiago Bolaños, nos preparaba para lo que vendría a continuación por medio de afirmaciones contundentes como:

“Nadie debería oír, sentir o ver ciertas cosas porque, hay ciertas cosas que no deberían ocurrir.”
“Debemos entender la educación y la cultura como una forma de libertad y de lucha contra la barbarie.”

Ha sido una conferencia cruda y, paradógicamente, con imágenes realmente bellas: una mujer sonriendo, agua en movimiento, brotes verdes…

La crudeza la han impuesto las palabras, a través del relato de la periodista congoleña Caddy Adzuba, en el que narraba minuciosamente cómo el ser humano no tiene límites al “hacer del cuerpo de una mujer un campo de batalla”. Dicho de otro modo, cómo las guerras pueden llegar a extremos de violencia insospechados en las que la munición tiene nombre y apellidos…y sexo.

El Congo cuenta con una población de 60 millones de habitantes y esconde un sinfín de riquezas minerales y naturales que han atraído a los más avariciosos mercados occidentales desencadenando una sanguinaria guerra en la que las víctimas nada tienen que ver con el oro o el coltán de su geografía. Caddy Adzuba recordaba que la guerra del Congo no es una guerra entre congoleños, ni siquiera entre africanos; es una guerra de intereses económicos entre los países de siempre…

Este relato queda recogido en el corto POUR QUOI? realizado y dirigido por la fotógrafa española Ouka Leele (conocida por la niña por ser una innovadora en la fotografía realizada en la época de la movida madrileña) en el que ha conseguido diferenciar “las palabras manoseadas que ya no dicen nada” de las palabras que causan estragos emocionales.

La ponente ha hecho referencia al film de Isabel Coixet “La vida secreta de las palabras” en la que las heridas de la barbarie quedan reflejadas en el cuerpo humano.



Otras películas a tener en cuenta a la hora de adquirir un mínimo de concienciación sobre estas situaciones reales pueden ser:

El señor de la guerra, dirigida por Andrew Niccol.


Diamantes de sangre, película-documental ubicada en Sierra Leona y dirigida por Edward Zwick.



¿El resultado de esta sobredosis de realidad? La niña conmocionada, abrumada y perpleja.
Ha descubierto que también es posible que aflore la ira ante estas aberraciones.
La empatía ha sido demasiado elevada y ha saboreado una conclusión final en la que se afirma que: actualmente todo el mundo puede ser experto en materias varias y analfabeto en cuestión de sentimientos.

El bebé se siente afortunado por poder disfrutar de horas como éstas, de la educación, de los conocimientos que absorbe y de estar en la Universidad.

 P.S. ARAMBÉ: empujemos todos juntos, en una de las lenguas existentes en Kenia.

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